maldigo la hora en la que mi celo
encierra mi propio yo...
Entendí que el flujo de mi luna llena
es quien marca el ritmo
en este corazón de noches en vela
por imaginar caminos de pasos a ciegas.
Y no quiero más ruido en mi memoria,
ni espejos que revelen batallas pasadas,
prefiero coger las riendas siendo la cuerda,
apostar por el acto y no por las palabras,
que las emociones son como caballos salvajes
y merecen ser liberadas.
Estoy cansada de verme arrodillada.
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